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SANDÍA… ¡Bébetela a mordiscos!

DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA ALIMENTACIÓN, LA SANDÍA ES UNO DE LOS PLACERES DE LOS QUE NOS PERMITE DISFRUTAR EL VERANO. JUGOSA Y REFRESCANTE POR SU CONTENIDO MAYORITARIO EN AGUA, SE TRATA DE UNA DE LAS FUENTES MAS IMPORTANTES DE LICOPENO, UN CAROTENOIDE DE RECONOCIDA EFICACIA EN LA PREVENCIÓN DE VARIOS TIPOS DE CÁNCER.

Con un contenido en agua superior al 90 por ciento, la sandía es una de las frutas más jugosas y refrescantes, ideal, sin duda, para las altas temperaturas de verano. Este fruto de la sandiera, planta de la familia de las cucurbitáceas, cuyo nombre científico es Citrullus lanatus, parece tener su origen en el sur de África, concretamente en el desierto del Kalahari, donde crecía de forma silvestre.

Los primeros datos de su cultivo están fechados hacia el año 3000 a.C., en Egipto. Allí también se encontraron semillas de sandía en la tumba del Faraón Tutankamón. De Egipto se extendió a otros países del Mediterráneo, como Grecia, Italia o España. En nuestro país fue introducida por los árabes durante la dominación musulmana. A ellos debe su nombre, procedente del término “sindiyah”, ya que Sind es una región de Pakistán, desde donde la sandía llegó al mundo árabe.

En la actualidad, la sandía se cultiva en todo el mundo, siendo China, Turquía, Irán y Estados Unidos los principales productores, una clasificación en la que España también ocupa un lugar de privilegio, junto a Italia, Grecia o Japón.

Una fruta con mucho peso.

Finales de primavera y comienzos de verano son las épocas en las que florece la sandía, por lo que se encuentra en óptimo estado para su consumo durante todo el verano y comienzos de otoño. No obstante, su cultivo en invernadero permite la posibilidad de que pueda ser consumida a lo largo de todo el año.

Por lo general, la sandía, que como el resto de los frutos de las cucurbitáceas recibe en botánica el nombre de “pepónide”, tiene forma redondeada, aunque también puede encontrarse ovalada, cilíndrica achatada por los extremos e incluso, gracias a técnicas de cultivo japonesas, cuadrada.

La sandía es una de las frutas con un tamaño mayor, pudiendo llegar a alcanzar los 20 kilogramos de peso y los 30 centímetros de diámetro. Tiene una corteza dura y lisa, de un grosor entre dos y cuatro centímetros. El color de la piel varía de verde a amarillo, pudiendo llegar a adquirir una tonalidad uniforme verde con motas de color amarillento, grisáceo o verde claro. La pulpa,  por su parte destaca por su color rojo, aunque, en función de las variedades , también puede ser rosada, amarilla intensa, o anaranjada.

Fuente de licopeno.

Como ya se ha indicado, mas del 90 por ciento del contenido de la sandía es agua, liderando el ranking de frutas en este apartado. Ello redunda en un valor calórico muy bajo, que apenas alcanza las 30 calorías por cada 100 g. Respecto al resto de nutrientes, solo los hidratos de carbono se encuentran en una cantidad mínimamente apreciable, mientras que proteínas y lípidos están presentes de manera casi insignificante.

Los minerales más abundantes en la sandía, en orden decreciente de importancia, son potasio, magnesio, fósforo y calcio, pero en pequeñas cantidades. De hecho, respecto al potasio, es una de las frutas cuyo contenido en este mineral es menor.

En cuanto a vitaminas, la sandía aporta vitaminas del grupo B y vitamina C, pero sin duda, la presencia más notable y destacada en su composición es la de licopeno, un pigmento vegetal perteneciente a la familia de los carotenoides, responsable del característico color rojo de su carne o del de otros vegetales, como el tomate.

El licopeno posee una importante capacidad antioxidante, lo que permite actuar frente a los nocivos radicales libres, responsables del múltiples agresiones al organismo, entre ellas enfermedades cardiovasculares y degenerativas. Pero, sobre todo, lo que es más relevante en cuanto a las propiedades del licopeno es su acreditada acción preventiva frente a ciertos tipos de cáncer, en general, y a los de páncreas, pulmón, colon y próstata, en particular. El cuerpo de estudios clínicos que demuestran este efecto es muy amplio y, solo por citar uno de los más recientes, investigadores de la Universidad Estatal de Nueva Jersey, Estados Unidos, han verificado esa efectividad frente al cáncer de próstata.

También es preciso indicar que la corteza de la sandía contiene grandes cantidades de citrulina, un compuesto biológico que en el organismo se transforma en arginina, aminoácido con efectos beneficiosos a nivel cardiovascular, circulatorio e inmunitario.

Por último, su gran contenido en agua dota a la sandía de una importante acción diurética, siendo especialmente indicada para aquellas personas que padecen de cálculos renales, ácido úrico elevado, hipertensión, así como otras enfermedades que cursan con retención de líquidos. También lo es tras realizar excesos alimenticios, ya que favorece la eliminación de sustancias de desecho por la orina.